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septiembre 11, 2011

MANUELA: PERDONA PERO NO OLVIDA.

Llego a casa después de una noche dura de guardia.
Un accidente de tráfico en el que se han visto implicados cuatro coches nos ha dado más de un disgusto.


Cuatro víctimas y tres heridos graves ha sido el desenlace de una noche caótica.
Todos corriendo de un lado a otro intentando por todos los medios, salvar cuantas más vidas posibles.


Terminé rendida, deseando llegar a casa y pegarme una hora en la ducha, para que el agua caliente acaricie mi piel curtida por la desolación y la tristeza. Quiero que el agua se lleve toda esa angustia por el desagüe.
Entro en casa y Raúl está despierto, andando deprisa de un lado del salón al otro, menos mal que no es muy grande.
Me asusto. El al verme corre hacia mí, con la cara desencajada, me asusto más aún.


Me abraza y me dice que me quiere. Me entran los siete males, algo no marcha bien.


Nos sentamos en el sofá, expreso deseo de él, yo quiero darme una duchita bien caliente.
Tiene que hablar conmigo. Empiezo a temblar. La conversación empieza mal, termina mucho peor.


Siento que lo que escucho no va conmigo ni con él, no puede ser verdad, la cabeza me estalla y el estómago se me revuelve. No puedo perder los nervios, tengo que terminar de escucharle, para poder creer lo que está diciendo, después le mataré.
Inevitablemente, pierdo los nervios no puedo seguir escuchando más, me levanto, le miro a los ojos que quiero, que me desvelan que él también me quiere a mi, pero no digo nada, porque no puedo.


Quiero odiarle, estoy rabiosa, me retiro de su lado, tengo que controlar esta ira que me remueve las entrañas.


Entonces cuento hasta diez, respirando profundo, intento tranquilizar el alma. La decepción se ha apoderado de mi.
Lo único que me sale es llorar y eso es lo que hago.


Se levanta y me abraza yo le aparto de un empujón. Dice que ha sido un error, que no volverá a pasar. Vuelve a repetir que fue ella quien le besó. Me tapo los oídos, llorando, humillada, cabreada...


Cuando logro tranquilizarme en la medida de lo posible, intento no mirarle, para no verle los ojos, esos ojos que quiero y que me desvelan que él también a mi.
Mi voz temblorosa, le dice que se vaya, ahora necesito estar sola, pensar.
Noto que se levanta dejando un halo de perfume revoloteando por el comedor y un lo siento apuñalando mis oídos.
Oigo que abre la puerta y se va, el silencio invade mi casa.
Ahora podré ducharme y el agua caliente se llevará por el  desagüe mas que tristeza por vidas que se han ido, también se irá por el desagüe, toda mi confianza por el hombre al que amo.


Se que puedo perdonarle pero me pregunto: Podré olvidar??

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